RELATOS ANTÁRTICOS 3
La Antártida está rodeada de un mar inhóspito que gira en torno a ella. Este mar, que arrastra las tormentas más feroces del planeta, la aísla de tal forma que la convierte en un lugar la mayor parte del tiempo inaccesible. En las inmediaciones del continente el agua está congelada por muchas millas a la redonda casi todo el año. Solo unos pocos meses, durante el verano, se vuelve a abrir el mar y se puede llegar.
Pero también en esta época hay que encontrar el momento propicio para acercarse. Las tormentas giran alrededor de la Antártida dejando un breve espacio entre sí. Esperamos esta ventana meteorológica de unos pocos días, los necesarios para el cruce, ya embarcados en el Ypake II. Esta vez eran de la partida Ezequiel, nuestro capitán, Santi y Cata, Mariano y Euge, Mariana, Caro y yo.
Pasamos la espera en el Club de Yates Micalvi, en Puerto Williams, punto de reunión para barcos venidos desde distintos lugares del mundo, que allí quedan, como nosotros, hasta que llegue el buen momento para zarpar. La mayor parte de ellos va al Cabo de Hornos, y en algunos casos se aventuran hacia Antártida.
En el Micalvi disfrutamos de este tiempo en la amarra. El club es un viejo barco varado al que se van acoderando los veleros a medida que llegan. Su interior está tapizado hasta el techo de los recuerdos que dejaron quienes anduvieron por allí. Entretanto nos íbamos aclimatando a la vida a bordo; como telón de fondo el paisaje de los Dientes de Navarino, las montañas más altas de la isla.
Fue bueno que hubieran estos días previos al cruce; nos sirvieron para conocernos entre todos, entrar en confianza y transformarnos en un equipo. Era mucho mejor afrontar el Drake en grupo! También fue oportunidad de charlar con navegantes de otros países y escuchar sus historias. El Cabo de Hornos y el Pasaje de Drake no en vano son míticos como zonas de navegación. Supimos, por ejemplo, de un barco que acababa de volver, después de intentar el cruce a Antártida sin poder completarlo; parece ser que una pasajera, quizás demasiado impresionada por la inmensidad del mar, aseguraba estar viendo fantasmas dentro de la cabina. Quién sabe… es área de antiguos naufragios…
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